Digamos que cada emisión de CORTINAS EN LA RADIO fue como arrojar una botella al mar. Que por momentos fui un náufrago mandando señales desde una isla desierta, un tipo que desde la tenue luminosidad de una habitación intentó mandar señales hacia el centro de tu cabeza. Parafraseando a aquel dicho que dice que al lugar al que has sido feliz no deberías tratar de volver, podría decirte que si un programa de estos te hizo feliz no deberías volverlo a escuchar. Pero en cambio sí lo vas a poder leer cuantas veces quieras. Porque este libro no es una simple compilación. Es un libro para pensar, para dudar, y por qué no, para identificarse. Es un libro donde vas a encontrar todo lo que te puedas imaginar. Un libro que espero, disfrutes mucho como disfrutaste de cada una de las emisiones. Está en formato epub y es apto para cualquier dispositivo electrónico. Como ya es mi costumbre, es totalmente gratuito. No tienen mas que hacer click en el enlace de abajo para descargarlo. Nos vemos pronto. Espero sus comentarios.
Un programa portátil para descargar y escuchar donde se te cante. Todos los viernes a las 20:00 hs transmite desde www.spreaker.com.
viernes, 9 de octubre de 2015
viernes, 2 de octubre de 2015
CORTINAS EN LA RADIO-EL LIBRO, CAPÍTULO ADELANTO.
A mediados de octubre podrán descargar desde este blog el libro que compila las mejores columnas de lo que fue este ciclo. Este será el primer volumen y abarca toda la primera temporada hasta la mitad de la segunda. A modo de adelanto aquí va uno de sus capítulos: Todos estos años de gente. Saludos.
TODOS ESTOS AÑOS DE GENTE
TODOS ESTOS AÑOS DE GENTE
Todos estos años de gente.
Suena lindo, ¿no? Es una frase que da título a una canción que integra aquél
gran disco que alguna vez grabaron Luis Alberto Spinetta y Fito Paéz llamado La la la.
Al escuchar esa frase, ¿cómo
hacer para no echar un vistazo a tu propia vida y pensar en toda la gente que
conociste?
Años de gente. Gente que
puebla el mundo, que da vida a las calles, a los campos, a las rutas, a los
shoppings, al ciberespacio.
Años y años, personas y más
personas haciendo de este mundo un hormiguero, un jardín de gente. Gente que
guardamos en nuestra cabeza, en álbumes fotográficos, en archivos JPG.
Rostros, expresiones,
sonrisas, caricias. Años de gente, años de vida.
A veces los poetas dan en la
tecla y nos regalan eso, frases que encierran todo un universo personal, una
burbuja inconmensurable e indómita, una frase que nos llena de cosas lindas, y
también, por qué no, de replanteos.
¿Cuánta gente conociste en
todos estos años? ¿Cuántas te dejaron buenos recuerdos? ¿Cuántas te parecieron
intrascendentes? ¿A quiénes recordás más? ¿A esos o a los otros, los que te
amargaron bastante?
¿Cuánta gente pasó? ¿Cuánta
gente siguió? ¿Cuánta gente seguirá ligada a vos? ¿Cuánta gente hay hoy?
¿Cosechaste gente en estos años?
Todos estos años de gente...
nada más que eso.
Mirar una calle por la que
pasás desde hace mucho tiempo, observar a las personas, ver envejecer a los
protagonistas de tu tiempo, a los héroes de tu niñez, ver cómo crecen los
chicos, como van cambiando sus necesidades, como se van transformando y
reclamando su lugar.
Ver cómo cambia la calle
también.
La fachada de las casas, los
negocios que se cierran, los negocios que se abren, los que permanecen desde
siempre, siendo clásicos o adaptándose a los cambios.
Todos estos años de gente.
Por un momento me viene a la cabeza la
película Smoke, esa misma cuyo guión
fue escrito por Paul Auster y que aquí se conoció como Cigarros. Sobre todo el personaje de Harvey Kittel, llamado Auggie
Wren, que todos los días a las ocho de la mañana se paraba con una cámara en la
vereda de enfrente a la cigarrería de la cual era dependiente y justo a esa
hora tomaba una fotografía, sin importar el clima, o quién se cruzase delante.
La foto tenía que tomarse siempre en el mismo momento, ni un segundo más ni un
segundo menos. Luego las revelaba en su casa y las iba guardando en varios
álbumes.
Para muchos esto podía
llegar a ser algo estúpido e intrascendente, pero para Auggie Wren no. Él
estaba retratando sus años de gente, tomando una mínima muestra, haciendo una
pequeña biopsia de un momento en el tiempo.
Vos también podrías hacerlo
si quisieras.
Sacar una foto de cada uno
de los días de tu vida en el mismo momento. Luego juntarlas en un álbum y dejar
que el tiempo les vaya dando su valor.
El paso del tiempo desgasta
pero también provoca cosas fabulosas. Y lo que ya no está cobra sentido en su
plena ausencia. Y esa ausencia es su esplendor, su plenitud, aunque también la
imposibilidad de defenderse.
"La vida te da y te
come", escribió Iván Noble en una de sus canciones.
Cuando andes por una avenida
transitada, de esas que están en el centro, tomate un respiro y parate en una
esquina a contemplar el movimiento. Pensá en todos estos años de gente mientras
el paso del tiempo se toma un respiro y es una chica que se tira en el pasto a
mirar las nubes mientras coloca sus
manos detrás de la nuca.
Todos estos años de gente.
Un techo corredizo que todos
los días nos tapa la cabeza en esta jaula inmensa...
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