miércoles, 12 de septiembre de 2012

TEXTOS DE CORTINAS: LAS PALABRAS



Lo que a continuación publico es el texto que escribí y leí en el programa número 8 de este ciclo, un texto dedicado a las palabras. Si no te interesa leerlo lo podés escuchar, ya que debajo del texto tenés el enlace al programa. Enjoy it!


Hablar de las palabras valiéndome de las palabras es algo que nunca intenté. Las palabras son flechas. A veces con punta dulce, como la de Cupido. A veces con veneno como las de no sé quién.

Hay palabras educadas, otras que son irreverentes y otras que sólo sirven para no ser dichas. Palabras oscuras y palabras mal acentuadas  que pueden traerte problemas…

Las palabras son herramientas minúsculas que duermen dentro de una caja torácica llamada lenguaje. Se nos enseña a usarlas, a pronunciarlas, a escribirlas, a leerlas.

A veces lastiman mucho más que un cross a la mandíbula, porque se instalan en tu pecho y te ahogan. Otras son una panacea cuando salen de la boca adecuada.

Las palabras curan, enferman, nos llevan a la guerra y al amor. Nos abren camino y nos permiten venderle al otro lo brillantes que somos.

Tienen muchas utilidades.

Con palabras a veces podemos purgar nuestras heridas. También podemos fabricar diamantes.

Se las puede modular y armonizar. Se las puede dotar de musicalidad. Se las puede combinar en un poema o en un texto literario. Incluso en folletos publicitarios y en miles de formas. La lista es infinita…

Las podemos estirar como chicle.

Son palabras

Con ellas podemos tejer mantos de misterio…

Hay juegos de palabras y palabras que se arman con las manos. Hay scrabel y crucigramas y sopas de letras. Hay palíndromos y sinónimos y antónimos. Se forman en ensaladas de letras, en moldes, en placas de imprenta. Se exhiben en diccionarios y se labran en los epitafios.

¿Cuál es la primera palabra que dijiste? ¿No te acordás si la elegiste vos? ¿Te pusiste a pensar en cuál querés que sea la última? ¿Te aseguraste de poder decirla?

¿Te acordás de “capullo”, la última palabra que había dicho el magnate  charles Foster Kane antes de morir en aquella inolvidable película de Orson Wells llamada El Ciudadano? ¿La viste?

Pero así como las palabras dan, también reciben. Son malinterpretadas, mal pronunciadas, mal usadas. Son la herramienta principal de los escritores. Y la de los poetas. Y la de los verborrágicos. Y la de los que no tienen brazos musculosos.

Pueden marcarte para siempre cuando vienen dotadas de actitud y firmeza, o pueden doparte como si fuera morfina.

Más de una vez salimos a la calle a buscarlas. Más de una vez las ahogan los bostezos.

Las palabras son traiciones de alto vuelo escribió Fito Páez. Más de una vez me han hecho decir algo que no quería decir. Más de una vez me han convertido en alguien interesante. Y más de una vez en un  tipo harto aburrido.

Las encajonamos en frases, las improvisamos, las deformamos para crear algunas nuevas. Las acomodamos como la ropa en el placar. Las lustramos y hasta les ponemos vestidos de noche. Las adoptamos como mascotas y muy pocas veces las pensamos.

A veces se repiten y nos aburren, otras nos desahogan, nos  dejan el cuerpo flojo y tenemos que correr a buscar la silla.

Cuando me traen dolor me niego a pronunciarlas, pero siempre vuelvo a ellas.

Estamos condenados a la cárcel del lenguaje. Son palabras… y como dice la canción de Fito Páez:
Nos explican lo que nunca entenderemos.

MAXIMILIANO RIVERA



  

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